Plantas carnívoras

—Que tu alimento sea tu medicina —dicen que decía Hipócrates.

Los distintos seres vivientes se alimentan de maneras distintas. Lo que para una cucaracha es más que suficiente, para un elefante es sinónimo de ayuno, y lo que para un delfín es delicioso para un pájaro puede ser inaceptable (además de difícil de obtener).

En los reinos animal y vegetal, cada especie come primero lo que le sugiere su instinto y, si no puede conseguirlo, se conforma con lo que encuentra, o muere de hambre.

El ser humano, por el contrario, difícilmente puede ya reconocer su instinto y se entrega a los caprichos de su paladar sin importarle las consecuencias que esto pueda tener para su bienestar general.

En las cadenas alimenticias, los seres superiores se alimentan de los inferiores, o, para no catalogarlos como superiores o inferiores, digamos que los vencedores se alimentan de los vencidos.

Las plantas carnívoras son el único ejemplo en donde un miembro del reino animal se alimenta de seres de un reino «superior».

—Somos lo que comemos —afirman muchos hindúes, varios gurúes y algunos ñandúes parlantes de la Patagonia.

Cualquier planta carnívora es más evolucionada que la rúcula o la remolacha.

A pesar de sus costumbres brutales de alimentación -o tal vez a causa de ellas-, su nivel vibratorio se eleva con cada ingesta.

Gracias a su extraordinaria belleza, consiguen alimentarse de seres voladores en el instante en que estos dejan el cuerpo.

Es como si nosotros comiéramos ángeles.







Entradas populares