Diccionario imaginario


Hace algunos años, junto a mi querido amigo y compañero de colegio Pedro D., creamos un pequeño diccionario apócrifo, un glosario de la imaginación y el alma.

Creía que este lexicón salvaje se había perdido en el océano virtual de los recuerdos y el olvido, pero, para mi sorpresa, lo recibí hace una semana como inesperado regalo de cumpleaños.

Ya que esta mini enciclopedia de la libertad me hizo reír mucho, resolví tipearla y compartirla aquí, sin más preámbulo, para que los amantes de la epistemología, la sintaxis y otras fantasías literarias, puedan disfrutarla ahora en formato digital. 



Diccionario imaginario





Supurar: es el arte de colgar guirnaldas en las orejas de quienes viajan en el colectivo 166 a las tres de la tarde.



Corsario: hombre que aprovecha los corsos para vender rosarios.



Kiosco: kinesiólogo japonés, nacido en Pekín y reconocido mundialmente por ser el creador de los chupetines con gusto a arroz.



Escrúpulo: dios griego que según la mitología helénica creó el mar salivando hacia el crepúsculo.



Mentalmente: forma de saborear un caramelo cualquiera mientras se piensa que es de menta.



Tubérculo: tumor anal que poseen todas las plantas caducifolias, incluyendo los batracios y somorgujos, y cuya transliteración la convierte en una proposición libidinosa.



Asceta: hombre que se alimenta exclusivamente de las zetas de la sopa de letras y que por deficiencia vitamínica sólo es capaz de andar desnudo por la calle, saludando afablemente a las ancianas.



Deducción: proceso lógico que nos permite saber, partiendo de una premisa determinada, que en la filosofía sólo cabe utilizar el método inductivo para resolver aquellos problemas de orden histórico o genético que afectan el colon ascendente de los beduinos que practican la meditación trascendental.



Palestra: paleta que utiliza un artista plástico para jugar al ping-pong en la casa de su prometida.



Restituir: prostituir al ganado de forma indinga, prometiéndole aparecer en programas de televisión.



Vaticinio: obispo transvestista, residente en el Vaticano y autor de los libros "Carmelitas ardientes" y "Sotana profunda".



Arbitrario: escaparate de una tienda en donde se exponen referís que pueden ser insultados y golpeados por unos pocos centavos.



Seducción: canción ritual senegalesa que se silba antes de subir a un taxi o después de comer una porción de porotos caballero con perejil.



Inodoro: requisito que -junto con incoloro- debe poseer el agua para poder llevarse las inmundicias que un humano desecha antes de apretar el botón o jalar la cadena.



Ignoto: poco conocido presidente de una poco conocida nación centroafricana.



Abolengo: árbol de crecimiento lento que habita en las orejas de quienes no se lavan correctamente los piés.



Levitar: cohabitar con una lesbiana que finge ser japonesa pero es en realidad una coreana disfrazada.



Lupanar: tienda en donde un fenicio mal encarado vende lupas a elevadísimos precios aprovechando la escalada de la rupia.



Eunuco: en portugués, "yo nunca".



Sátrapa: dícese del rabino que pela mandarinas y escupe los carozos en la cara de sus feligreses.



Tiritar: imitar el sonido de una máquina de escribir Olivetti mientras se recuerda en forma poco amable la estirpe del colectivero que nos tiene esperando dos horas en una fría noche de invierno. 



Entradas populares