El gran error de Freddie Mercury
Aprender de los errores de otros es el camino del sabio.
Aquel que no quiera experimentar situaciones desagradables en su propio cuerpo, puede extraer el conocimiento que necesita de la observación de las acciones de sus semejantes.
Aquel que no quiera experimentar situaciones desagradables en su propio cuerpo, puede extraer el conocimiento que necesita de la observación de las acciones de sus semejantes.
Si tú no quieres sufrir sin necesidad, presta atención a estos fragmentos de la letra de la canción «Somebody to love», del grupo Queen.
En estas líneas, vemos que Freddie Mercury es protagonista de una gran mentira.
Comienza gritándola con voz fuerte y clara:
—¿Puede alguien encontrarme alguien para amar?
Después, se dedica a describir el dolor que siente al despertar, cada mañana, por la falta de amor.
Acto seguido, vuelve a echarle la culpa a otro, en este caso, a Dios:
—Señor, ¿qué me estás haciendo?
Vemos que el hombre no se responsabiliza por nada...
—Alguien, alguien... ooh... ¿puede alguien encontrarme alguien para amar?
Los lectores que vienen a este espacio con frecuencia, así como aquellos que llegan por primera vez pero son lo suficientemente inteligentes para reconocer y entender el significado de un mensaje de poder en cuanto lo ven, ya habrán captado la idea.
Después, dice que trabaja duro, hasta que le duelen los huesos.
Sigue mintiéndose, cualquiera sabe que lo más pesado que levantó en su vida fue un sandwich.
Insiste, afirmando que lleva a su casa el dinero que le costó mucho ganar. Dice que está solo, y que se arrodilla para rezar hasta que las lágrimas salen de sus ojos.
No se le ocurre ir a una fiesta, o a una reunión de solos y solas. No piensa en hacer un curso, tirarle una onda a una cajera de supermercado. No. El único esfuerzo real que está dispuesto a hacer para encontrar el amor es protestar.
Y rezar.
Aquí no estamos en contra de la oración. Lo que es más, verás que estos escritos están llenos de oraciones. Creemos que la oración es una excelente forma de organizar el pensamiento.
Pero ya es hora de abandonar aquella idea de que Dios es un señor de barba sentado en un trono, en algún lugar lejano, atendiendo a una interminable fila de seres humanos para darles su merecido destino de cielo, purgatorio o infierno.
No vamos a discutir o sugerir qué es Dios, pero sí nos atreveremos a afirmar que sólo un señor de barba no es.
Debe estar más cerca de ser algo parecido a esta posibilidad que tenemos los humanos de crear nuestra propia realidad.
Y está claro que para crearla no podemos andar pidiéndole a los otros que nos encuentren alguien para amar.
¿Qué saben los otros de lo que nosotros necesitamos?
¿Quién mejor que uno para elegir a su compañera o compañero?
Si estás en una situación similar a la de Freddie, ya sea en el tema del amor o en cualquier otro, hacete cargo y dejate de perder el tiempo.