La máquina de solucionar problemas
Así como en los hoteles existe una llave maestra que abre todas sus puertas, ¿será posible que exista una máquina capaz de solucionar todos los problemas al mismo tiempo?
Problemas de vivienda, de amor o de salud. Cualquier tipo de problemas. Te duele la muela, vas al solucionador de problemas. Querés viajar a Tailandia y te falta tiempo o dinero, igual.
La idea es un poco brutal, pero no por eso menos interesante.
Siendo un antropólogo amateur, conversé de este tema con algunos amigos. Para mi sorpresa, en las caras de muchos vi señales de tristeza, como si la máquina fuera a privarlos de algo muy suyo. En síntesis, vi que estaban enamorados de sus problemas. Tenían una relación conflictiva, pero una relación de amor al fin. Uno llegó a decirme: «pero, si no tenés problemas, ¿para qué vivís?»
Es una pregunta que vale la pena responder, pero en otro momento, porque ahora estamos hablando de la máquina de solucionar problemas y no todos los lectores están enamorados de los suyos. Algunos quieren resolverlos.
La máquina, tal como yo la concibo, es inteligente. Si podés aceptar que existen teléfonos inteligentes, no te va a costar mucho aceptar esta idea.
Uno entra y la máquina empieza a trabajar. No hace falta decirle cuál es el problema. Lo que es más, uno no necesita ni saberlo. La máquina te escanea y limpia todo, corrige y soluciona. Salís renovado, feliz.
Acá es donde el espíritu humano empieza a parecerse al de un niño caprichoso.
De la máquina sale alguien que dice: «sí, todo bien, me siento como nuevo, pero... hay algo que me falta, no sé... es un sentimiento... yo en el fondo a Patricia la quería... no sé si estaba preparado para tener un auto, etc».
Esta máquina tampoco es para esos. Es para los que quieren solucionar sus problemas y se hacen cargo y van para adelante y se sienten bien y están agradecidos y felices por poder solucionarlos.
La única posibilidad que alcanzo a ver, al menos por ahora, es que ya tengamos esta máquina incorporada. No la veo como algo que se pueda fabricar y vender en una empresa llamada «Soluciones totales».
Tiene que ser algo que nos vino incorporado de nacimiento. Está claro que no se trata de una parte material del cuerpo físico.
Sin necesidad de hacer un esfuerzo sobrehumano, nos daremos cuenta de que se trata de algo ligado a la consciencia. Si existe algo capaz de realizar el milagro de solucionar todos nuestros problemas, tiene que estar cerca de lo que llamamos entendimiento, darse cuenta, o mente.
Desde la antigüedad , filósofos, religiosos, y maestros de todo tipo, han insistido en la idea de que nos convertimos en aquello en lo que pensamos.
Basándose en esa idea, surgieron las afirmaciones positivas y toda la línea del pensamiento positivo en general. Ahí fue cuando muchos repitieron "Me gano la Lotería, Me gano la Lotería, Me gano la Lotería" un millón de veces, y, como no la ganaron, se cansaron y abandonaron la búsqueda.
Tal vez le erraron en el método, no en la evaluación del potencial realizador del pensamiento.
Problemas de vivienda, de amor o de salud. Cualquier tipo de problemas. Te duele la muela, vas al solucionador de problemas. Querés viajar a Tailandia y te falta tiempo o dinero, igual.
La idea es un poco brutal, pero no por eso menos interesante.
Siendo un antropólogo amateur, conversé de este tema con algunos amigos. Para mi sorpresa, en las caras de muchos vi señales de tristeza, como si la máquina fuera a privarlos de algo muy suyo. En síntesis, vi que estaban enamorados de sus problemas. Tenían una relación conflictiva, pero una relación de amor al fin. Uno llegó a decirme: «pero, si no tenés problemas, ¿para qué vivís?»
Es una pregunta que vale la pena responder, pero en otro momento, porque ahora estamos hablando de la máquina de solucionar problemas y no todos los lectores están enamorados de los suyos. Algunos quieren resolverlos.
La máquina, tal como yo la concibo, es inteligente. Si podés aceptar que existen teléfonos inteligentes, no te va a costar mucho aceptar esta idea.
Uno entra y la máquina empieza a trabajar. No hace falta decirle cuál es el problema. Lo que es más, uno no necesita ni saberlo. La máquina te escanea y limpia todo, corrige y soluciona. Salís renovado, feliz.
Acá es donde el espíritu humano empieza a parecerse al de un niño caprichoso.
De la máquina sale alguien que dice: «sí, todo bien, me siento como nuevo, pero... hay algo que me falta, no sé... es un sentimiento... yo en el fondo a Patricia la quería... no sé si estaba preparado para tener un auto, etc».
Esta máquina tampoco es para esos. Es para los que quieren solucionar sus problemas y se hacen cargo y van para adelante y se sienten bien y están agradecidos y felices por poder solucionarlos.
La única posibilidad que alcanzo a ver, al menos por ahora, es que ya tengamos esta máquina incorporada. No la veo como algo que se pueda fabricar y vender en una empresa llamada «Soluciones totales».
Tiene que ser algo que nos vino incorporado de nacimiento. Está claro que no se trata de una parte material del cuerpo físico.
Sin necesidad de hacer un esfuerzo sobrehumano, nos daremos cuenta de que se trata de algo ligado a la consciencia. Si existe algo capaz de realizar el milagro de solucionar todos nuestros problemas, tiene que estar cerca de lo que llamamos entendimiento, darse cuenta, o mente.
Desde la antigüedad , filósofos, religiosos, y maestros de todo tipo, han insistido en la idea de que nos convertimos en aquello en lo que pensamos.
Basándose en esa idea, surgieron las afirmaciones positivas y toda la línea del pensamiento positivo en general. Ahí fue cuando muchos repitieron "Me gano la Lotería, Me gano la Lotería, Me gano la Lotería" un millón de veces, y, como no la ganaron, se cansaron y abandonaron la búsqueda.
Tal vez le erraron en el método, no en la evaluación del potencial realizador del pensamiento.
Tu peor enemigo no puede dañarte tanto como tus propios pensamientos inconscientes. Buda. |