La milonga del recuerdo

Yoguis, meditadores, practicantes de artes marciales, filósofos, entomólogos, pedagogos, e incluso algunos bailarines, se acercan a La Milonga del Recuerdo con el objetivo de acelerar su proceso de evolución espiritual.

Una de las particularidades más destacadas de esta milonga, es la ausencia total de música y la reducción del sonido ambiente a su mínima expresión, dependiendo, naturalmente, del nivel de consciencia de los presentes.

Si bien la única manera de ingresar es a través de la invitación personal de un amigo que tenga por lo menos un año de antigüedad en esta exclusiva logia criolla, a veces a alguien se le cae un pañuelo y el estruendo resuena en todo el salón.

Los más avanzados, perdonan, hacen de cuenta que no oyeron nada, o le dicen con la mirada al infortunado musicalizador que eso le puede pasar a cualquiera, que no se preocupe.

Aquellos que todavía cargan con restos de violencia, desprecian al que ven como agresor con una mueca inequívoca, ya sea de las cejas, la boca o un estruendoso movimiento negativo de cabeza.

Por lo demás, el silencio es total, los desplazamientos son mínimos, y el baile se produce a nivel atómico.



Para los que se interesan por la historia, diremos que no siempre se llamó así.

El nombre que propusieron sus fundadores, después de un periodo de prueba, tuvo que ser desechado. Estaba formado por una ausencia total de letras y espacios. Pronto se dieron cuenta de que como no podían ni publicarlo en Facebook, nunca iba nadie. Con tanta pureza, hasta la organización se dificultaba.

Nota: «En aguas demasiado puras, no nadan los peces», dijo un maestro zen.

La sutileza que impera en estas reuniones puede ser, para los neófitos, motivo de confusión, pero cuando logra tocar una fibra íntima, hasta los recién llegados comprenden que es el medio por el cual se comunican las estrellas y los ángeles.

Es mucho más lo que hay para decir acerca de esta milonga silenciosa, de sus abrazos infinitos y su mística tanguera, pero, para cumplir con las normas Twitter de higiene literaria, voy a limitarme a un simple chan chan mental.














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