El planeta de los Imios


Perteneces a una raza superior.

Fuiste traído a la Tierra en el marco de un experimento científico. 

Queremos rescatarte, pero no sabemos cómo hacerlo ya que es evidente que te has olvidado por completo de tu origen y no tienes el más mínimo interés en reintegrarte a tu linaje ancestral.

Te has mimetizado con los orcos, consumes hamburguesas mientras miras televisión con la inocencia de un imbécil.

Tenemos que aceptar que el experimento fue, lamentablemente, un éxito. A pesar de que los responsables de esa desafortunada maniobra académica ya fueron removidos de sus cargos y condenados a pasar una larga temporada en cámaras criogénicas de reeducación emocional, los efectos secundarios de su accionar subversivo están corroyendo los cimientos de nuestra tradicional sociedad estelar que ya parece no saber si es mejor alimentarse de prana o de gaseosas burbujeantes.

Tú, que llenas todo de alegría y juventud, que ves fantasmas en la noche de trasluz y oyes el canto perfumado del azul, recibes este mensaje con la esperanza de que logre activar tu código genético 11:11 y te permita despertar de una vez de tu letargo gris.

La galaxia te reclama. Necesitamos que vuelvas a nuestro planeta para liderar el movimiento de reciclaje mental que tantas alegrías le dio siempre a nuestro pueblo de luz. 

Desde tu partida —y rápida adaptación a las primitivas condiciones terrestres—, las telarañas virtuales han comenzado a multiplicarse hasta en los cerebros de los más pequeños.

La verdad es que no sabemos qué hacer.

Despierta, por favor, vuelve a casa.

Te has revolcado en la materia y lo has disfrutado como un cerdo. Ok. Nadie va a juzgarte por eso. Lo único que te pedimos es que vuelvas y les digas a todos que tu aventura fue un sueño, que la vida en la Tierra no es real. Si no lo haces, la sólida estructura sobre la que se fundamenta nuestro estilo de vida se desmoronará rápidamente, como lo haría un castillo de arena ante la llegada de un tsunami.

Si los modos brutales a los que te has acostumbrado no han logrado aún destruir tu esencia, estas palabras surtirán un efecto catártico que te traerá de regreso, en menos de lo que canta un gallo, a nuestro delicado universo de sutiles impresiones holísticas.

Regresa, hermano, te esperamos.

Con amor,
Los Imios.

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