Millennials

Algunas personas de más de 40 ya empiezan a comportarse de la misma forma en la que se comportaban sus padres y por la que tanto los criticaron.

Sufrían mucho cuando los escuchaban decir que Bach y Mozart eran mejores que los Beatles, esos homosexuales de pelo largo.

Sin embargo, ahora van contra las costumbres y la cultura actual como si fuera la encarnación del demonio.

Como amante de la música en general —y del instante presente en particular—, voy a señalar algunos puntos que quizá ayuden a los indignados de la Generación X a comprender a los jóvenes de la Generación Y.

1 - Los nostálgicos de la guitarra y la poesía insisten en que Violeta Parra, Vinicius de Moraes, Silvio Rodríguez, y tantos otros artistas maravillosos, eran portadores de una antorcha sagrada que debería seguir ardiendo por los siglos de los siglos.


Lo que no ven es que la antorcha sigue ardiendo, al igual que la música de Beethoven o los cuadros de Leonardo da Vinci, sólo que ahora no lo hace en un lugar protagónico porque la humanidad actual no la necesita en ese lugar.

2 - Los que tenemos más de 50 comprábamos discos, que nuestros padres odiaban, y los atesorábamos. Los escuchábamos una y otra vez, enteros, uno después del otro, con mucha atención. No teníamos muchas más opciones. Cada disco ocupaba un lugar y tenía un precio.

Ahora, los millennials pueden pasar de Piazzolla a Bruno Mars en un segundo, o poner un canal de Youtube que seleccione la música por ellos.

Lo que es más: no tienen una devoción tan grande por los artistas como teníamos nosotros. Los tienen a todos en el teléfono y a un clic de distancia. ¿Por qué tendrían que endiosarlos y repetir una y otra vez la letra de Escalera al Cielo como hacíamos nosotros si lográbamos conseguirla?

3 - Los jóvenes que gustan de la llamada música electrónica rara vez tienen en su cuarto un póster de su DJ favorito. No les interesa saber quién produce la magia. Lo que quieren es la magia.

Algunos adultos critican esa actitud desinteresada. La comparan con el poco interés que muestran los jóvenes por conocer la manera en que funcionan los aviones aunque tengan un gran deseo de viajar en ellos.

Si bien es cierto que las personas parecen estar cada vez más desconectadas del origen de las cosas, tenemos que aceptar que es probable que la mutación de la vida tome caminos que por el momento nos son totalmente desconocidos.

Muchos se burlan diciendo que los jóvenes creen que la leche y el pan vienen del supermercado.

No consideran la posibilidad de que se esté gestando una nueva forma de vida que no necesite alimentarse de líquidos y sólidos.









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