Mi ideología política
Antes de
escribir, siempre me lavo las manos.
El teclado
puede estar polvoriento, pero las manos tienen que llegar limpias.
Tal vez es una manía, pero estoy convencido de que me ayuda.
Después de
lavarlas y secarlas, hago una pequeña preparación física.
Me pongo en
estado alfa, digamos.
Ya sintonizado,
prendo la máquina, me siento, abro un archivo de Word y tecleo algunas palabras, para
entrar en calor.
En este caso,
son estas que estás leyendo ahora.
Nota: la verdad es que por lo general escribo directamente online, pero a veces, como hoy, escribo en un archivo y después lo traigo acá.
Nota: la verdad es que por lo general escribo directamente online, pero a veces, como hoy, escribo en un archivo y después lo traigo acá.
Ingreso a Internet.
Me pongo los
auriculares y busco en Youtube una música con frecuencias isocrónicas, una de
esas para concentrarse y estimular la creatividad.
A mi me
gustan, para qué te lo voy a negar.
Stephen
King dice que escribe escuchando rock duro.
A mi el
rock duro me distrae y me cansa rápido. Demasiado entusiasmo.
Una vez
que están sonando las frecuencias, ahí sí, me acomodo bien en la silla, tomo una respiración
profunda, y empiezo.
Hoy quería
permitirme expresar mi ideología política en menos de doscientas palabras.
Me lo voy a permitir porque soy el administrador de este sitio y porque por lo general me
permito siempre hacer lo que me parece más prudente o divertido.
Es esta:
Para mi,
lo primero es encontrar un grupo de personas honestas que estén dispuestas a
administrar los recursos de la Nación y ofrecerles la posibilidad de hacerlo.
Lo segundo
es rogar que esas personas acepten la tarea y ayudarlas de todas las maneras
posibles a encontrar colaboradores que puedan asesorarlos en aquellas áreas en
las que no dispongan de conocimientos específicos.
Lo tercero
es establecer una política educativa. Qué se va a enseñar. Por qué y para qué.
Diseñar un programa del modelo humano ideal a alcanzar, con los conocimientos y
la imaginación de los que se disponga en el momento, claro, y, luego de
alcanzar un consenso, buscar las mejores maneras de transmitirlo a las nuevas
generaciones.
Lo cuarto
es ver el tema de la salud. La gente tiene que vivir mucho y bien. Será
necesario educar al pueblo en los beneficios de una dieta saludable, e
imprescindible velar por que todos puedan proveérsela.
Eso nos
lleva directamente al quinto punto: la distribución de las riquezas.
A partir
de acá, podemos empezar a teorizar un poco, sin volvernos tan flexibles,
naturalmente, que nos permitamos una distribución tan desigual que obligue a
grandes grupos de personas a privaciones innecesarias.
Creo que
con esto dije bastante. Y me sobraron ocho palabras.
A mí no me
preocupan los partidos políticos.
Doscientas.
Lo que me
preocupa es la felicidad de mi pueblo, de mi raza, la humana, y la de todo lo
que la forma y la rodea.