Un día difícil
El que no arriesga, no gana, dice el refrán.
Como no tienes pensamientos propios -y no se te ocurre nada mejor que hacer-, decides arriesgar toda tu fortuna.
Como tu fortuna es muy pequeña, pero es todo lo que tienes, el infinito la acepta y la transforma primero en un paralelepípedo y luego en un antílope embalsamado.
Pronto se da cuenta de que tú esperabas otra cosa.
No sólo porque es el infinito y lo sabe todo, sino porque hasta un imbécil se daría cuenta.
Tú esperabas algo heroico, o por lo menos una casa con jardín, un auto y una mujer maravillosa a quien amar.
Alto, alto, te dices. Estoy cayendo muy bajo.
No te engañes, te susurra un ángel, alto y bajo son apenas dos caras de la misma moneda.
¿Por qué no te vas a la concha de tu hermana?, le respondes.
Fue un día difícil y no estás para esas boludeces.
Como no tienes pensamientos propios -y no se te ocurre nada mejor que hacer-, decides arriesgar toda tu fortuna.
Como tu fortuna es muy pequeña, pero es todo lo que tienes, el infinito la acepta y la transforma primero en un paralelepípedo y luego en un antílope embalsamado.
Pronto se da cuenta de que tú esperabas otra cosa.
No sólo porque es el infinito y lo sabe todo, sino porque hasta un imbécil se daría cuenta.
Tú esperabas algo heroico, o por lo menos una casa con jardín, un auto y una mujer maravillosa a quien amar.
Alto, alto, te dices. Estoy cayendo muy bajo.
No te engañes, te susurra un ángel, alto y bajo son apenas dos caras de la misma moneda.
¿Por qué no te vas a la concha de tu hermana?, le respondes.
Fue un día difícil y no estás para esas boludeces.