Los ultrapayasos
—En el futuro, el mundo será gobernado por payasos —dijo El Coreógrafo del Silencio.
—Como se imaginará, no serán payasos comunes. Serán ultrapayasos. Cada uno de ellos resumirá en su personalidad seis roles: el payaso, naturalmente, el artista, el mago, el maestro, el sacerdote y el político. Usted que es muy observador me dirá que esos roles ya han empezado a mezclarse, o que se han mezclado desde tiempo inmemorial. Sí, pero en la Nueva Era eso será muy marcado y evidente para todos. No existirán más los seis roles mencionados. Serán resumidos, en todos los casos, por la figura del neopayador, o ultrapayaso. La ciencia seguirá estando a cargo de los científicos, y el deporte, de los deportistas. Alguien tendrá que fabricar dentífrico y jugar a la pelota de forma profesional. Todavía no habrá llegado la época en que desaparezcan las caries y las personas no necesiten ir una vez por semana a descargar sus tensiones en un estadio de fútbol. Eso forma parte de una sociedad todavía más avanzada de la cual prefiero no hablar. El asunto es que el gobierno de los ultrapayasos será el nexo entre esta sociedad y aquella sin caries ni fútbol. Aquí intuyo que usted ya quiere objetarme que lo de las caries le parece bien pero que no le gusta perder su partidito del domingo. Usted, si es que reencarna en el futuro, o si esa sociedad llega antes de lo que yo imagino, tendrá que abandonar esa parte suya tan retro, tan demodé —agregó— .
—¿Es necesario que me ataque?¿No estará proyectando en mi alguno de sus fantasmas inconscientes?—pregunté, levemente herido.
—No, tiene razón. No sé qué me pasa. Es que cuando hablo de este tema me dejo llevar y puede aflorar en mi ese monstruo que todavía llevo dentro, ese Golum. Por favor, discúlpeme. Si vuelve a ocurrir, señálemelo que yo espero tener la grandeza de aceptar mis errores e intentar corregirlos.
—Cuente con eso. Siga, por favor. Ilustre un poco más acerca de la actividad de los ultrapayasos.
—Ah, sí, bueno. Imagine que ya en esa época usted no necesitará ir al circo para encontrarse con un payaso. Estarán por todas partes. Pero usted sólo sabrá que está con uno porque verá que de repente sacará un tucán del bolsillo o empezará a levitar en medio de una conversación cualquiera. Esos educadores encubiertos apelarán a los recursos más extraordinarios para transmitir su enseñanza. Su mensaje será de amor, claro, estamos hablando de una sociedad más avanzada. Serán mentores, tutores o encargados. Le harán entender a uno lo que uno necesita entender. Ellos lo sabrán porque tendrán sus receptores de poder en perfecto estado, por causa del uso. ¿Me entiende?
—Me parece que sí. Pero no quiero decir una cosa por otra.
—Me gusta eso. Usted tiene una humildad que lo va a llevar cerca, cerca de sí mismo. En realidad, me parece que usted está tan cerca de si mismo que no necesita ir a ningún lado.
—Bueno, mire. Ahora que lo menciona, yo estaba pensando en ir a un cabaret. Después de que me cuente lo de los payasos, claro. Pensé que podríamos ir los dos. Es que no le conté, pero me entusiasmé con una chica que trabaja en uno que está en Recoleta.
—Usted es un troglodita. Y ojo que esto no es un ataque. Por favor, no me lo señale. Es una realidad. ¿Cuándo me va a decir que se entusiasmó con una estudiante de arquitectura, o una profesora de ballet? Parece que tiene una fascinación por las profesionales.
—El corazón es misterioso. Es posible que a veces se vea muy influenciado por las necesidades del cuerpo que lo alberga, sí, pero tiene que ver lo que es esta chica. Y me animo a creer que me quiere bien. ¿Quién le dice? Mire si de acá surge un amor.
—Está bien, usted gana ¿Quién le dice que no encuentre yo también algo para mí?-, dijo El Bailarín del Silencio y sus ojos brillaron como ríos de montaña iluminados por el sol de la mañana.
—Como se imaginará, no serán payasos comunes. Serán ultrapayasos. Cada uno de ellos resumirá en su personalidad seis roles: el payaso, naturalmente, el artista, el mago, el maestro, el sacerdote y el político. Usted que es muy observador me dirá que esos roles ya han empezado a mezclarse, o que se han mezclado desde tiempo inmemorial. Sí, pero en la Nueva Era eso será muy marcado y evidente para todos. No existirán más los seis roles mencionados. Serán resumidos, en todos los casos, por la figura del neopayador, o ultrapayaso. La ciencia seguirá estando a cargo de los científicos, y el deporte, de los deportistas. Alguien tendrá que fabricar dentífrico y jugar a la pelota de forma profesional. Todavía no habrá llegado la época en que desaparezcan las caries y las personas no necesiten ir una vez por semana a descargar sus tensiones en un estadio de fútbol. Eso forma parte de una sociedad todavía más avanzada de la cual prefiero no hablar. El asunto es que el gobierno de los ultrapayasos será el nexo entre esta sociedad y aquella sin caries ni fútbol. Aquí intuyo que usted ya quiere objetarme que lo de las caries le parece bien pero que no le gusta perder su partidito del domingo. Usted, si es que reencarna en el futuro, o si esa sociedad llega antes de lo que yo imagino, tendrá que abandonar esa parte suya tan retro, tan demodé —agregó— .
—¿Es necesario que me ataque?¿No estará proyectando en mi alguno de sus fantasmas inconscientes?—pregunté, levemente herido.
—No, tiene razón. No sé qué me pasa. Es que cuando hablo de este tema me dejo llevar y puede aflorar en mi ese monstruo que todavía llevo dentro, ese Golum. Por favor, discúlpeme. Si vuelve a ocurrir, señálemelo que yo espero tener la grandeza de aceptar mis errores e intentar corregirlos.
—Cuente con eso. Siga, por favor. Ilustre un poco más acerca de la actividad de los ultrapayasos.
—Ah, sí, bueno. Imagine que ya en esa época usted no necesitará ir al circo para encontrarse con un payaso. Estarán por todas partes. Pero usted sólo sabrá que está con uno porque verá que de repente sacará un tucán del bolsillo o empezará a levitar en medio de una conversación cualquiera. Esos educadores encubiertos apelarán a los recursos más extraordinarios para transmitir su enseñanza. Su mensaje será de amor, claro, estamos hablando de una sociedad más avanzada. Serán mentores, tutores o encargados. Le harán entender a uno lo que uno necesita entender. Ellos lo sabrán porque tendrán sus receptores de poder en perfecto estado, por causa del uso. ¿Me entiende?
—Me parece que sí. Pero no quiero decir una cosa por otra.
—Me gusta eso. Usted tiene una humildad que lo va a llevar cerca, cerca de sí mismo. En realidad, me parece que usted está tan cerca de si mismo que no necesita ir a ningún lado.
—Bueno, mire. Ahora que lo menciona, yo estaba pensando en ir a un cabaret. Después de que me cuente lo de los payasos, claro. Pensé que podríamos ir los dos. Es que no le conté, pero me entusiasmé con una chica que trabaja en uno que está en Recoleta.
—Usted es un troglodita. Y ojo que esto no es un ataque. Por favor, no me lo señale. Es una realidad. ¿Cuándo me va a decir que se entusiasmó con una estudiante de arquitectura, o una profesora de ballet? Parece que tiene una fascinación por las profesionales.
—El corazón es misterioso. Es posible que a veces se vea muy influenciado por las necesidades del cuerpo que lo alberga, sí, pero tiene que ver lo que es esta chica. Y me animo a creer que me quiere bien. ¿Quién le dice? Mire si de acá surge un amor.
—Está bien, usted gana ¿Quién le dice que no encuentre yo también algo para mí?-, dijo El Bailarín del Silencio y sus ojos brillaron como ríos de montaña iluminados por el sol de la mañana.