Duelo criollo
Los dos se admiraban en secreto, pero la envidia, los celos y el egoísmo, los llevaban siempre a intentar minimizar el trabajo del otro.
—En el universo de la moda hay lugar para todos, pero el mundo tiene que entender que el mejor soy yo —dijo uno de ellos, que se llamaba Osvaldo pero se hacía llamar Charlie.
—Osvaldo no sabe ni dibujar y se cree Valentino. No tiene ni coraje para llamarse por su nombre —dijo el otro, que tenía la suerte de llamarse Jean Claude.
«Yo estuve en el desfile de Zac Posen y me saqué una foto con Rihanna. Le regalé una bufanda mia y me dijo que le encantó», aseguraba Osvaldo.
«Yo estuve en el de Domenico Dolce y Stefano Gabbana y les llevé un pañuelo mio que enseguida le regalaron a Amal Alamuddin, la mujer que nos robó a George Clooney», respondía Jean Claude.
Y así seguían, mandándose mensajitos por Whatsapp, publicando en Twitter cosas del tipo «Hay un corta tela que se cree francés y no sabe lo que es una pollera» o «El costurero que no se atreve a presentar sus prendas con su nombre está engripado. Le bajaron las defensas cuando vio mi colección».
La pelea era salvaje y los amigos que tenían en común les recomendaban que pararan, que no se hicieran daño.
«Juntos llevarían la moda argentina a un nivel superior. No sé por qué se pelean. Son dos divinos. Los amo», aseguró Pampita Ardohain.
El asunto es que ellos todavía no sabían que dos estrellas pueden convivir y brillar en el mismo firmamento.
En cuanto se vieron en la disco, estalló la furia. Los dos prepararon sus garras para tirarse de los pelos o empujarse, si fuera necesario.
El DJ, que los conocía, tomó el micrófono y dijo: «Queridas y queridos... hoy tenemos la suerte de tener entre nosotros a dos grandes de la moda argentina. Lamentablemente, no trajeron a sus modelos para hacer un desfile. Así que sus admiradores que crean que ya no aguantan más para tratar de definir quién es el número uno, van a tener que esperar a otra ocasión. Por favor, déjenlos tranquilos. Hoy somos todos fanáticos de los dos».
Jean Claude no estuvo de acuerdo. Tomó el micrófono y retó a su oponente:
—Hagamos un duelo de baile. Estoy seguro de que Osvaldo en la pista va a mostrar que baila como diseña.
—Acepto —gritó Osvaldo—. Pero llamame Charlie porque yo a vos no te llamo Mariquita.
La discoteca estaba en llamas. Los muchachos vestidos de cuero, las chicas filmando con sus celulares, los metrosexuales, y hasta los guardias de seguridad, todos se preparaban para ver el duelo.
Por ser el desafiante, empezó Jean Claude. Hizo unos pasos de Break Dance al ritmo de «Billie Jean» de Michael Jackson. Sus fanáticos lo aplaudieron y le gritaron que lo amaban.
Se hizo un silencio.
«I will survive», pidió Osvaldo.
Se paró en medio del salón y se quedó quieto. Los presentes, de ambos bandos, no aguantaban más, querían empezar a bailar ellos mismos.
Jean Claude gritó:
—Que haga algo... jajaja... Yo dije que iba a bailar como diseña.
En ese momento, Osvaldo empezó a desplazarse por la pista con pasos deslumbrantes de danza clásica, mezclados con movimientos de Hip Hop y algunos toques folklóricos.
Jean Claude estaba pálido. No se lo esperaba.
La gente no sabía si aplaudir o llorar de la emoción.
Cuando terminó, se escuchó una ovación. Hasta Jean Claude aplaudía. Se acercó a Osvaldo, que todavía transpiraba, y le dijo, micrófono en mano:
—Sería un ridículo si no aceptara mi derrota. Charlie, sos el número uno. Te amo y es un honor para mi que estemos en la misma profesión.
Osvaldo tomó el micrófono y respondió: —Siempre envidié tu talento. Yo te amo más.
Se acercó a Jean Claude y lo besó en la boca.
El semi francés gritó:
—Charlie me besó. Esto lo quiero en Facebook ¡YA! DJ, «Into the groove» de Madonna, ¡POR FAVOOOOOOOOOOOOOR!"
Y todos bailaron, y comieron sushi y bebieron champagne.
Al otro día, naturalmente, se olvidaron de todo.
Pero los testigos aseguran que esa noche fue todo AMOR.