Las sandalias de Kung Fu
Cuenta la leyenda que un día Kuai Chang Caine, el protagonista de la serie Kunf Fu, fue a comprar sandalias.
Cuando el vendedor le preguntó qué número estaba buscando, respondió: "cualquiera, es para llevarlas al hombro".
Este ejemplo demuestra que hasta las personas que más han trabajado sobre sí mismas, pueden ser víctimas de una moda insensata.
Por otro lado, existen personas que protestan en contra del progreso sin darse cuenta de que la mayoría de las cosas que usan son fruto la tecnología.
Salvo el agua de la lluvia y lo que crece sin que nadie lo cuide, casi todo viene a nosotros por medio de algún tipo de tecnología.
Negarla sería negar nuestro estilo de vida y la historia de la humanidad.
Por el hecho de que estás leyendo estas líneas, puedo suponer que no es tu caso.
Infiero que aceptás que la tecnología no es ni buena ni mala, y que una eventual valoración moral de su influencia tiene que estar en función del modo en que se la usa.
Si es así, podemos seguir adelante.
Estamos de acuerdo en que tu sueño no es vivir en una cueva, alimentándote de raíces silvestres.
Ante lo que acaba de ser expuesto, podrás pensar: "claro que no, obvio que no, mi sueño es ser millonario y viajar por el mundo, sin limitaciones, de fiesta en fiesta, aprovechando para hacer el bien mientras descanso".
Si así fuera, sería prudente prestar atención para no caer en la misma tentación que llevó a Kuai Chang a comprar las sandalias.
El camino del medio, ni calvo ni con dos pelucas.
En el equilibrio perfecto entre una consciencia despierta y una mente libre de preconceptos, está el secreto de una existencia fuerte.
No es necesario que todos sean monjes. Lo que es más, sería insostenible.
Todas las profesiones, artes y oficios, son imprescindibles, en cualquier orden social que merezca ser llamado de tal.
Lo que viene ahora es un cambio de paradigma.
En la Nueva Economía, el servicio será una expresión de la creatividad y la alegría, y no una carga que deba soportarse para poder pagar las cuentas.
Cuando el vendedor le preguntó qué número estaba buscando, respondió: "cualquiera, es para llevarlas al hombro".
Este ejemplo demuestra que hasta las personas que más han trabajado sobre sí mismas, pueden ser víctimas de una moda insensata.
Por otro lado, existen personas que protestan en contra del progreso sin darse cuenta de que la mayoría de las cosas que usan son fruto la tecnología.
Salvo el agua de la lluvia y lo que crece sin que nadie lo cuide, casi todo viene a nosotros por medio de algún tipo de tecnología.
Negarla sería negar nuestro estilo de vida y la historia de la humanidad.
Por el hecho de que estás leyendo estas líneas, puedo suponer que no es tu caso.
Infiero que aceptás que la tecnología no es ni buena ni mala, y que una eventual valoración moral de su influencia tiene que estar en función del modo en que se la usa.
Si es así, podemos seguir adelante.
Estamos de acuerdo en que tu sueño no es vivir en una cueva, alimentándote de raíces silvestres.
Ante lo que acaba de ser expuesto, podrás pensar: "claro que no, obvio que no, mi sueño es ser millonario y viajar por el mundo, sin limitaciones, de fiesta en fiesta, aprovechando para hacer el bien mientras descanso".
Si así fuera, sería prudente prestar atención para no caer en la misma tentación que llevó a Kuai Chang a comprar las sandalias.
El camino del medio, ni calvo ni con dos pelucas.
En el equilibrio perfecto entre una consciencia despierta y una mente libre de preconceptos, está el secreto de una existencia fuerte.
No es necesario que todos sean monjes. Lo que es más, sería insostenible.
Todas las profesiones, artes y oficios, son imprescindibles, en cualquier orden social que merezca ser llamado de tal.
Lo que viene ahora es un cambio de paradigma.
En la Nueva Economía, el servicio será una expresión de la creatividad y la alegría, y no una carga que deba soportarse para poder pagar las cuentas.