El zen en el arte de la seducción

Los arqueros zen no se preocupan por dar en el blanco.

Eso los hace inmunes a incontables frustraciones, principalmente a aquellos que tienen mala puntería.

Su objetivo, según dicen, es mantener al ego fuera de la ecuación, permitir que el tiro ocurra por si mismo.

El problema es que esta es la misma filosofía que utilizan algunos pícaros cuando intentan seducir a una mujer aficionada a la meditación y las artes marciales.

Fingen ser arqueros zen y estar más interesados en el proceso que en el resultado, cuando en realidad lo único que quieren es dar en el blanco.

Algunas mujeres caen -o tal vez también fingen que se dejan caer- en las garras de esos simpáticos impostores, ya sea porque les gustan esos falsos arqueros o porque están tan necesitadas de amor que cualquier colectivo las deja bien.


De todas formas, tenemos que aceptar que esos actores metafísicos tienen algún mérito.

En vez de esforzarse tanto, bien podrían ir a una discoteca en donde las posibilidades de relacionarse son mayores y exigen menos sacrificios.



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