Primo mangiare, dopo filosofare
—Mire... por más que me gustaría contradecirlo, aunque más no fuera para prolongar esta charla, tengo que aceptar que eligiría la valija y decirle que casi sin reservas estoy de acuerdo... y, si me permite, voy a ilustrar con un ejemplo...—, respondí.
—¿Cómo no le voy a permitir? No tengo ni la potestad ni el interés de limitarlo en nada, y mucho menos en el uso de la palabra. Si su deseo fuera despojarme de mis pertenencias materiales, bueno, eso ya sería otro cantar. En ese caso, tal vez, tendría interés en limitarlo, pero en lo que a libertad de expresión se refiere, soy muy generoso—, dijo él.
—Le agradezco. La historia parece muy simple, y yo creo que, además de parecer, es simple, pero fíjese qué reveladora...
—Me fijo...
—Creo que le conté que dos o tres veces por semana voy a comer a un restaurante vegano. Como voy seguido, digamos que tengo una relación amistosa, tanto con el personal que trabaja como con los dueños. Con el tema de la pandemia, para Navidad, en vez de abrir al público, van a ofrecer un servicio en el cual le llevan a su casa la comida lista y usted come con su familia en la tranquilidad de su living. El asunto es que para promocionarlo se les ocurrió hacer un sorteo. Hasta ahí, todo dentro de lo normal. Lo que no es normal, y es precisamente lo que me hace estar de acuerdo con su planteo utilitario y materialista...—Por favor, no sea duro conmigo...
—Disculpe, pero es la verdad...
—Entonces, haga lo que tenga que hacer... con la verdad no ofendo ni temo...
—Le iba a decir que como premio del sorteo ofrecen dos libros escritos por el dueño del restaurante...
—Ay...
—Exacto... pero lo notable es que además del restaurante tienen también una posada en un lugar muy lindo... y el restaurante...
—Creo que le estoy leyendo la mente—, dijo el Coreógrafo.
—Yo también... como les tengo cariño, les sugerí que sorteen una estadía para dos personas, por lo menos por una noche, en su posada... les cuesta poco... y/o una cena en el restaurante... algo más tentador que dos libros...
—Mire, usted sabe que a mi me gusta la literatura, y que me encantaría contradecirlo, aunque más no fuera para prolongar esta charla, pero tengo que aceptar que estoy totalmente de acuerdo con usted.. como dice el refrán "primero comer, después filosofar".
—Ya que me entendió y estamos de acuerdo, permítame preguntarle.. ¿Almorzó?
—No, querido. Y tengo un hambre que parece dos.
—¿Ravioles?
—En este momento, más urgentes que Beethoven.
—¿Vamos?
—Avanti Bersagliere, che la vittoria è nostra...
Comentarios
Publicar un comentario