Como una hoja en el viento
Trato de cumplir mis objetivos con la mayor disciplina posible, pero la verdad es que la vida me lleva como a una hoja en el viento.
Cuando no es una cosa es otra, que un tema de salud, que un tema de dinero, que quien quiero no me quiere y viceversa, y claro, todo eso mezclado con todo lo contrario, a veces todo va bien y el amor me eleva hasta la cima de la felicidad, para después dejarme otra vez temblando y con las tripas revueltas en la más absurda de las circunstancias.
Como siempre me pareció que el suicidio es un trastorno de ansiedad, trato de no pensar mucho en el tema, y voy tratando de encontrar soluciones creativas tanto para las aventuras y desventuras que la vida me presenta como para aquellas que tengo la impresión de construir yo mismo.
"Elige tu propia aventura", se llamaba una serie de libros infantiles en los cuales uno tenía que ir tomando decisiones: si te gusta nadar, ve al capítulo 7, si lo tuyo son los aviones, al 25.
En el fondo, estaba todo escrito, y lo único que uno podía hacer era tener la ilusión de que elegía algo.
No había un capítulo que dijera: "si quieres ser un multimillonario, saludable y exitoso, ve a ver tu cuenta bancaria. Tu deseo ha sido realizado".
Ayer, vi que una persona que conozco había compartido en su Facebook la historia de un billonario que decidió irse a a una isla a vivir una vida simple, alejado de la civilización.
Entendí que quien compartió la noticia lo interpretaba como un gesto de crecimiento, como un despertar del billonario que había comprendido que el dinero no es todo en la vida y que más importante es valorar los milagros cotidianos que la vida con tanta generosidad nos ofrece.
Tuve que responderle que eso es lo bueno de ser millonario, que uno puede hacer lo que se le canta, incluso dejarlo todo para irse a vivir una vida simple en una isla.
Por eso todos quieren ser millonarios, y pocos se plantean vivir vidas simples.
Ser millonario es más abarcativo, incluye la posibilidad de vivir vidas más pequeñas.
Como en este momento vine a escribir porque me siento abrazado por la boa constrictor de la tristeza, me gustaría seguir escribiendo hasta que afloje, pero entiendo que no es apropiado usar este recurso maravilloso que es la palabra como si fuera un Lexotanil.
Mejor me voy a correr.
Tal vez segregue unas endorfinas y vuelva a tener una visión agradable de la existencia.
A veces, es todo lo que uno necesita.
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