Los eructos que le dan cuerda al mundo

Si bien es cierto que en esta época digital en que vivimos el concepto de darle cuerda a algo está casi olvidado, un grupo de científicos mexicanos de la Universidad de Guadalajara insiste en que los eructos y las flatulencias serían los responsables por mantener a los planetas en movimiento.

Este es un concepto que parecería no tener ningún fundamento lógico, ya que hasta donde sabemos el único planeta habitado, por lo menos en el pequeño Sistema Solar en el que vivimos, es el nuestro. 

Según esta teoría, Marte, Mercurio y Júpiter no tendrían propulsión propia y dependerían de los eructos y los gases producidos en nuestro querido planeta.

En caso de que fuera así, eso nos daría hasta una cierta dignidad cósmica. Seríamos responsables de la locomoción de un buen número de cuerpos celestes.

Por favor, si estás pensando en que no es necesario que se muevan de acá para allá, y que bien podrían quedarse todos quietos y ahorrarnos la experiencia de escuchar y oler eructos y ventosidades, te recomiendo que estudies un poco más. 

Así como para cocinar un pollo al espiedo es preciso un movimiento giratorio y uniforme, para mantener la vida como la conocemos es necesaria una alternancia de luz y sombra, frío y calor, etcétera. 

Este grupo de científicos mexicanos, que con una buena dosis de sentido del humor se autodenominan "Los P2", desprecian a los terraplanistas, a los antivacunas, y no apoyan ninguna teoría conspirativa.

Los terraplanistas y los antivacunas, por el contrario, los admiran y no se cansan de defender sus teorías. 

Los eructos, libres, brutales, auténticos, surgidos desde lo más profundo de ese segundo cerebro que es nuestro estómago, además de traer mensajes íntimos que nos recuerdan al Principito de Antoine de Saint Exupery cuando decía que "lo esencial es invisible a los ojos", serían, sumados, turbinas planetarias que mantendrían en funcionamiento la maquinaria cósmica.

Por eso recomiendan no reprimirlos en función de un comportamiento social aparentemente más correcto.

Vivir en las proximidades de estos científicos no es fácil, pero si tuvieran razón, tendríamos que revisar algunas de nuestras costumbres para favorecer la preservación de la vida.



Comentarios

Entradas populares