Más moderno que el instante presente

Los discos que estremecían audiencias en los años 80, incluso en sus versiones 3.0 masterizadas con rayos ultravioletas y guirnaldas de cuarzo, ya no le erizan la piel ni a los más nostálgicos.

Y me atrevo a pensar que ni la música ni el fútbol ni la vida en general tienen ahora el mismo sabor.

Y está bien que sea así.

Antes era antes, ahora es ahora. 

Ahora hay otros entretenimientos, otros virus, otras máscaras.

Ahora todo es 3D, 4K, etc.

Naturalmente, siempre hubo y habrá gente más moderna que el instante presente, ya sea antes de Cristo, o después de que el mundo se haya redistribuido en otras estructuras o sea simplemente polvo en la brisa cósmica.

Algunos lo encuentran en el trabajo, otros en el subte.

Cada uno donde resuena su campana.

"Párate como un árbol, siéntate como una campana", decía el Maestro.

Si quieres la verdad, voy a tener que decirlo de otro modo: hay que estrujarlo, destilarlo hasta que no quede ni una gota flotando en el mar de la conciencia. 

Sólo en ese momento resonará con todo su esplendor, hará trac y sabrás que es verdad, que todo está en orden, que todo el espanto que hemos sentido y visto, aquel del que hemos oído hablar, no fue más que un sueño, un estiércol del cual brotó el loto de este instante en el que no existe otra cosa que todo.




  

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