Preparalistos, lados, ya

Uno dos tres llamando niño del futuro padre de la madre del viento que nos pare a todos empleados de comercio enfermeras acompañantes terapéuticos escorts etcétera, etcétera, a vosotros, efímeros habitantes del infinito, me dirijo ahora.

Somos ángeles, gaviotas, fantasmas, flores y/o desechos, somos todo eso y un poco más y un poco menos. Somos lo que somos, no tenemos que dar excusas por eso, diría Sandra Mianovich.

Niños del futuro, del pasado y del presente, niños de ese lugar que no es ni acuático ni aéreo y que en silencio alberga todos los sonidos las vacas los meteoritos y demás, a vosotros me dirijoahora porque sí y porque no se me ocurre qué otra cosa puedo hacer ni veo otro lugar adonde ir. 

No hay. 

O no lo veo. Lo que no es lo mismo, pero para los fines prácticos es como si lo fuera.

Vosotros estáis en vela, existiendo un poco hoy, dejando de existir mañana, surgiendo del útero de la existencia como delfines, como esos muñecos a los que los norteamericanos les daban martillazos en los parques de diversiones antiguos, como nosotros, vosotros y ellos/ellas, etcétera.

Hoy me gustaría hablar de las tarjetas de memoria.

Me lo voy a permitir, claro, como de costumbre, porque por algo administro este espacio. No sólo para
comunicarme con partes del ser que no conozco, sino también para darme todos los permisos que se me canten.

Así que lo primero que voy a decir, para ser honesto con las fuerzas vitales que alguna vez posen sus tentáculos oculares sobre esta sucesión de letras, es que la verdad lo que me gustaría no es tanto hablar de las tarjetas de memoria, o de la memoria en general, sino bañarme con dos modelos suecas, o húngaras. 

Como para empezar bien el día... después podríamos hablar de cualquier cosa.

En mis visualizaciones cuánticas estoy imaginando un día que empieza con un baño con dos sonrientes modelos rubias. Después tiene masaje tántrico, meditación trascendental, desayuno continental, algo de gimnasia, ducha escocesa, lectura, almuerzo y siesta.

Nota: por favor, no penseis, niños del fuego y la tormenta, que soy un fanático de la limpieza. Me gusta, sí, y la recomiendo, pero el baño con las modelos y la ducha tienen objetivos distintos. Si bien los dos tienen una gran participación del elemento agua, una cosa es esa fiesta de risas y salpicadas y otra enjabonarse las pantorrillas por una cuestión higiénica. 

Nota 2: Claro que el sabio encuentra dicha y regocijo tanto en una como en otra, pero si tú eres una persona normal no sería raro que te parezca más divertido el baño con las modelos que enjabonarte la pantorrilla. 

Nota 3: Como me gusta escribir para todes, si la idea de las modelos no es tu ideal de baño, sentite libre para cambiarlas por la combinación que mejor le cuadre a tus necesidades o preferencias actuales. Eso sí, siempre mayores de edad, con consentimiento, y nada de animales. No confundamos libertad con libertinaje.

Bueno, para ir cerrando este candado que nunca fue abierto, este paracaídas que también es planeador, carpa y colchón inflable para aquellos que gustan de los viajes y las aventuras, diremos que la memoria se aloja (aloha) en el mismo espacio neuronal en donde viven las hadas y los unicornios, o sea de la fantasía, porque la verdad es que ninguno de nosotros vio jamás ni un unicornio ni un hada.  

Está, al igual que tantas informaciones ahora, en la nube.

Algunos brujos insisten en que es posible revivirla en todos sus detalles, pero yo no lo recomiendo. 

¿Para qué? 

Si tenemos la realidad...



 

 

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