Diversión 5.0

Imaginemos por un instante que así como se crean nuevas armas con inteligencia artificial y capacidades de movimiento imposibles para los seres humanos se produjera un equipo de 11 robots capaces de jugar al fútbol con una precisión y una velocidad que hiciera imposible que los mejores equipos de la tierra pudieran enfrentarlos con posibilidades de éxito.

Así como pasó con el ajedrez, en donde a ningún campeón del mundo actual se le ocurriría que puede enfrentar a una máquina y ganarle, podría pasar con otros deportes y actividades humanas.

Ni hablar de las/los amantes cibernéticos: piel perfecta, personalidad perfecta, voz, sexo, ojos, todo perfecto. Hechas y hechos a la medida del gusto de uno, con posibilidad de cambiarlas o cambiarlos por modelos mejores sin reclamo alguno de su parte. 

Claro, muchos dirán que esos robots no podrán reemplazar en espontaneidad o calidez a los humanos, pero ¿y si se acercaran mucho? ¿No sería fantástico poder esperar el amor con una compañía que tuviera las características físicas que más nos estimulan, los rasgos de personalidad que más nos atraen? Mientras esperamos a esa persona ideal, podemos tener una a nuestro lado, también ideal, pero con menos posibilidades de traernos problemas. 

Afortunados quienes se enamoren de personas de carne y hueso, pero mucho más satisfechos que si estuvieran en soledad quienes no tengan esa suerte y puedan encontrar en un hombre o una mujer robot aunque sea un reflejo de la felicidad que buscan.

Volviendo al tema del fútbol, que es el eje central de este escrito radioactivo, me permito decir lo siguiente: al día de la fecha, esta posibilidad no entusiasma a nadie, todavía nadie cree que pueda existir un robot capaz de superar a Messi, Ronaldo o Mbappe.

 ¿Pero que pasaría si existiera, y además nunca cometiera faltas y fuera capaz de evitar todos los choques que provocan lesiones porque siempre le daría prioridad a la seguridad sobre la eficiencia?

Serían mucho más rápidos que los humanos, mucho más precisos. Tan rápidos que los mejores seleccionados del mundo apenas tendrían la oportunidad de tocar la pelota antes de que esta se introdujera en su arco.

Igual que en el ajedrez. A Magnus Carlsen ni se le ocurre pensar que en un buen día tiene chances de ganarle a AlphaZero. Hasta en su día más inspirado perdería contra la fría y muy superior capacidad de cálculo de las máquinas.

Imagino que al principio los robots futbolistas van a ser carísimos, pero con el tiempo van a ser mucho más baratos que Messi, Ronaldo o Mbappe. Y no van a traer tantos problemas.

Además, los niños, en cuanto se acostumbren, van a poder idolatrar a R2D2, StormX, u otros jugadores, igual que ya lo están haciendo con monstruos y cibersoldados en los juegos de video.

Antes íbamos a ver una banda y decíamos: "mirá como toca el batero, y el violero es un genio...". Ahora uno va a la disco y hay un DJ y alguien dice "qué buena música ¿cómo se llama el DJ?", a lo que otro responde "No sé... qué importa...".

Las cosas van cambiando. 

Los chicos de ahora no ponen en su pieza posters de Robert Plant. Tampoco de sus artistas favoritos de ahora. Son tantos que no les alcanzarían las paredes. Además, no los idolatran como antes. Los escuchan cinco minutos y listo. Vamos al próximo. 

Volviendo al tema del fútbol, imaginemos un partido del Paris Saint Germain contra 11 robots.

Ganan los robots 43 a 0.

En el mundo hay un gran silencio.

A la gente que antes iba a los estadios a insultar al referí o a ondear la bandera de su equipo favorito le va a costar acostumbrarse al hecho de que R2D2 patea los tiros libres con una efectividad 100% mayor que la de Messi.

Pases perfectos, tiros inatajables, paredes imposibles. 

Los robots pueden calcular todos sus movimientos, y los de sus adversarios, a una velocidad cientos de veces mayor que la de sus mejores adversarios.

Acabó una era. El fútbol es para nostálgicos de los tiempos en que la humanidad se medía por la capacidad de ejecutar movimientos con más o menos destreza.

Robots bailarines de tango, violinistas.

Robots cocineros, médicos, recolectores de basura.

Todo lo hacen mejor.

Escritores.

Como yo.

Yo, Robot.   



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