Símbolos

Así como el dinero simboliza un valor más o menos abstracto —y que conste en actas que digo "simboliza" porque tengo la sospecha de que si todos nos pusiéramos de acuerdo y fuéramos al banco a pedir el equivalente en oro de nuestro dinero nos sorprenderíamos al descubrir que en realidad no existe ese supuesto respaldo del sistema monetario—, las palabras simbolizan experiencias que no tienen más fundamento que la interpretación que hacemos de ellas en base a lo que fue, de algún u otro modo, almacenado en nuestra querida memoria.

O sea, si yo te dijera aksdfasdn a ashodojasçdjnv para vos no significaría nada, porque me atrevo a suponer que nunca viste uno de esos, pero para alguien que tuviera también un lenguaje y viviera vaya uno a saber adónde, haciendo vaya uno a saber qué cosas, tal vez eso podría representar una experiencia que desde el punto de vista de su manera de interpretar la realidad podría ser tan importante como para nosotros un termómetro o una pizza.

Suponiendo que existiera algo que pudiera considerarse una verdad absoluta y que yo pudiera expresarla valiéndome de algún tipo de abracadabra literario, si vos no tuvieras un registro de algo similar, si tus neuronas no consiguieran hacer las sinapsis necesarias para entender ese concepto para vos totalmente desconocido, sería como que te hablara en chino. 

Sin necesidad de ir tan lejos, me imagino que habrás visto que los seres humanos podemos no entendernos en asuntos mucho más triviales y cotidianos.

O porque no entendemos o porque entendemos, pero como no estamos de acuerdo o no nos interesa lo que nos proponen, es lo mismo que si no entendiéramos.

Yo te digo pantera y vos entiendes muñequitos, vinagre o estampida.

Así no hay posibilidad de establecer un nexo. No hay posibilidad de establecer nada. 

No hay puntos de contacto lo suficientemente fuertes como para poder hablar de una relación más o menos consciente, de un sube y baja, de un tira y afloje con suficiente poder de atracción como para poder considerarlo dentro del inventario de la existencia.

Sí, ya sé, ya escucho la voz de los puristas que insisten en afirmar que en el universo todo está unido y que hasta el átomo más devaluado tiene tanto valor como una estrella del cine adulto o una galaxia.

La escucho y de algún modo comparto su sentir, porque hasta hoy más de una vez yo dije lo mismo y todavía lo sostengo, pero los invito a que no nos olvidemos que como bien dijo Bono "somos uno, pero no somos lo mismo".

Si bien es cierto que desde un punto de vista cósmico cuando alguien tira una piedra a un lago esas ondas se expanden por todo el universo, para los fines prácticos del día a día de la mayoría de las personas que eventualmente pudieran leer estas líneas existen esfuerzos honestos, encaminados en la dirección correcta y apoyados con persistencia, que parecen no tener influencia alguna sobre la realidad de quienes los realizan o su entorno inmediato.

Por favor, no me vengas con los tiempos del universo y las vidas futuras... yo te hablo desde el más profundo y vibrante aquí y ahora, desde la cresta de la ola del instante presente.  

Cuando te digo esto, me atrevo a afirmar que soy más moderno que el aire que respirás, cuando o donde sea que respires.

Mi semilla incandescente está lista para fecundar el vientre del infinito.

Y que conste también en actas que no la presento aquí como un ejemplo de perfección ni nada que se le parezca. 

La veo con el mismo valor que podrían tener para un albino una brisa o una blusa, y espero que al nombrar cosas que pueden ser tan valiosas para un albino no pienses que estoy dándome más importancia de la que merezco. 

Lo digo por decir algo, por tocar la trompeta mientras se hunde el Titanic.

Y, claro, si bien tengo la sospecha de que de algún modo nada se hunde, porque no hay mar ni Titanic, qué lindo es ver los pájaros en los árboles, cantando y cortejándose, amándose como si no hubiera un mañana.



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