Abducidos

La tentación de presentar un lienzo en blanco como si fuera una obra maestra existe hace mucho tiempo. 

Los pintores más sabios la resisten, claro, porque saben que ese gesto podría ser interpretado por los no iniciados como una burla y provocaría una reacción inmediata, surgida tal vez de su ignorancia, tal vez de su sabiduría inconsciente, que se expresaría más o menos así: "Ahí no hay nada. Eso lo puede hacer cualquiera". 

Y lo peor es que tendrían razón. 

Si un escritor o un pintor insistiera en presentar lienzos o páginas en blanco como si fueran grandes obras de arte, la gente les perdería el respeto rápidamente, incluso tal vez antes de que los autoproclamados artistas pudieran ganárselo, y los despreciarían o ignorarían del mismo modo en que uno ignora o desprecia todo aquello que no conoce, o conoce y no le interesa.

Acá estaba leyendo el caso de un mecánico canadiense que después de estar casado durante 23 años con una mujer con la que tenía siete hijos se dio cuenta de que se autopercibía femenino y decidió cambiar de género. Pero no sólo cambió de género sino que también se dio cuenta de que se autopercibía como una niñita de 6 años y decidió presentarse al mundo de esa forma. 

Por suerte o por desgracia, luego de algunas penurias menores, logró que una familia lo (la, le, li, lu) adoptara. Ahora vive feliz en una hermosa casa y juega con les nietites de sus padres adoptives.

Algunes, suspicazes, creen que el hombre estaba cansado de su existencia y no encontró otra manera de holgazanear todo el día que inventar esta historia descabellada. Insisten en que aprovechó la tendencia moderna a respetarlo todo, a tolerarlo todo, y dijo "ma sí, yo me mando y vemos qué pasa." 

Si fue así, de todos modos es admirable: no cualquiera tiene la paciencia y la disciplina necesarios para jugar ese rol. 

Yo mismo quise hacer un intento y le dije a mi jefe que me autopercibo como millonario, sexy y aventurero. Me dijo que me felicitaba, pero que si por causa de esa autopercepción se me ocurría faltar a mi trabajo me iba a despedir inmediatamente. 

¿Podría yo demandarlo por discriminación? ¿Podría yo acaso demandar a las mujeres que no me consideren sexy, o a las agencias de viaje que se negaran a venderme pasajes exigiendo más crédito que mi nueva autopercepción de mi mismo?

Los extraterrestres son cuatro: Manolo, Martita, Juan Carlos y Hermione, como la de jarripoter.

Aquí me detengo un poco porque es evidente las cosas se me han ido de las manos, que escapan a mi control. 

Resulta que por todos lados hay galaxias que tienen diámetros de 30.000 años luz y andan girando de acá para allá, con agujeros negros en el centro de los cuales nadie sabe nada, como si fuera lo más normal del mundo.

Yo crecí yendo al colegio y a la tarde tomaba el té con tostadas mirando los dibujitos o haciendo la tarea. Ahora resulta que hay tantas bacterias en el estómago de un cuis que uno si les pudiera poner un nombre a cada una se lo tendría que olvidar en seguida, porque no hay nadie que pueda recordar tantos nombres. Y ojo que hablamos de un cuis. Imaginate si habláramos de tres elefantes, quinientos cornalitos, etcétera. Imposible.

Lo mejor que uno puede hacer, según mi maestro, el venerable Jin Ju Puan, es ser millonario y tener buenos gerentes que te administren todo para poder dedicarte el día entero a hacer lo que se te canta sin tener que preocuparte por nada más que expresar tu creatividad, divertirte, tu propia finitud, y/o eventualmente un poco por el inevitable deterioro que parece afectar a todos los seres vivos.

Lo segundo, si uno no consigue materializar ese primer objetivo fundamental, es calmarse y abandonar todo deseo. En las propias palabras del maestro "mandar todo a la reconcha de la reputísima madre que lo parió". Eso lo dice cuando está un poco copeteado. Si está en una embajada lo expresa de formas más tradicionales: desapego, aceptación, compasión, amor, perdón, etc.

Creo que es importante destacar que el maestro todavía no consiguió recorrer el primer camino que propone como ideal y en el segundo tampoco tuvo mucho éxito. 

Yo lo sigo un poco porque no tengo nada mejor que hacer y otro poco porque me da lástima, porque vive en la calle y no tiene otros discípulos. 

Si yo no lo sigo, ¿quién lo va a seguir? 

Su vida es un desastre, parece que está más para alumno que para maestro, pero yo lo acepto, él se autopercibe así, y si sho quiero ke me asepten mishonario y secsi tengo que empezar por acectar a losdemás.  

Claro, los puristas del no dualismo radical afirmarán que el maestro no existe más que vos o yo, o que los lienzos en blanco o los mecánicos canadienses transexuales, pero no faltará quien les responda que tampoco menos que Messi, la Mona Gimenez o Guandanara.

Es apenas una manifestación del infinito, como el brisho del sol sobre una ola, algo temporal, algo efímero, eterno, dando vueltas como las galaxias, sin ton ni son, creyendo en esto o en lo otro, sin creer en nada, atestiguando, defendiendo una causa noble, dejando que todo siga su curso.

Queridas y queridos,

Feliz Navidad.




 


 


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