Me picó la farándula
Yo creo que no es así, que es zen puro, que es un coro de casi ángeles entonando los himnos de las estrellas y las galaxias.
Así como algunos maestros, cuando les preguntan adónde está el buda, responden "en la bosta del cebú", yo, que no soy un maestro, ni un alumno de aluminio, ni nada más que un simple náufrago planetario que no sabe ni de dónde viene, ni adónde va, y lo que es peor, ni adónde está, digo que en la farándula es un brillante en el que es posible ver los reflejos del infinito con tanta claridad como en cualquier templo o reunión de iniciados en los arcanos más secretos que la existencia pueda producir.
El diario me dio una cachetada. Se acaban de separar la China Suárez y Rusherking. Me acuerdo que poco tiempo atrás se juraban amor eterno, que él le regaló un súper auto, y que ella aseguraba que no se había dado cuenta de lo rota que estaba hasta que él la abrazó.
Tal vez esta sea una historia como la de Wanda Nara y Mauro Icardi y ahora empiecen a reconciliarse y separarse cada dos por tres. Ojalá, pero eso todavía no lo sabemos. Lo que sí parece que sabemos es que estos dos ya en sus redes sociales dieron ya señales inequívocas de que el "unidos hasta que la muerte nos separe" se diluyó igual que una lágrima de bagre en el Río Luján y se transformó en un "si te he visto no me acuerdo" con la misma velocidad con la que escriben mensajes de texto a dos pulgares los adolescentes.
Todos sabemos que en la farándula profunda los amores para toda la vida duran meses o semanas, pero esta separación me cayó como un balde de agua fría. Quería aferrarme a ese amor. Ahora lo único que me queda es el matrimonio de Messi. Si se separa Messi no sé qué hago. Me hago higo, Hugo del Carril, Hugo de tomate frío, empiezo a entrenar mosquitos para que tomen el lugar de las palomas mensajeras que ya creo que no existen.
Esta semana también hubo una noticia que si bien no es farándula pura habla un poquito de esa gente que está de fiesta los martes a las 3 de la mañana compartiendo drogas y sexo grupal mientras las personas que trabajan están tratando de recuperar energías para volver a recrear el mundo que conocemos al otro día con un mínimo de dignidad.
Era una chica brasileña que parece que saltó por una ventana por causa de un brote psicótico.
Yo no sé, ni quiero saber lo que pasó ahí. Lo que quiero destacar es que estos eventos desdichados, absurdos, son tan zen como Taisen Deshimaru sentado hasta morirse sin que nadie se de cuenta por lo bien sentado que está.
Zen es esto, Jay Mammon y la inteligencia artificial. El aire que entra, el aire que sale. La ilusión de que hay un aire que entra y un aire que sale. La esperanza de ser dos y no solo uno, un Dios preso en un universo infinito que es Él Mismo y del que lógicamente no tiene posibilidades de escaparse porque no hay lugar adónde ir.
Cuando pienso que Dios creó al Diablo para tener alguien con quien pelear, me siento un poco triste.
No, un poco triste no, re triste.
Ahora, para ir cerrando este comentario de Semana Santa, quiero compartir con vos que tuviste la paciencia de llegar hasta aquí, una frase que leí en un libro y me gustó casi tanto como Margot Robbie en malla, en Maya.
Es la siguiente:
En teoría, no hay diferencia entre la teoría y la práctica. En la práctica, sí.
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