El hombre invisible desnudo y en ojotas

El amor, el humor y la música. Mucho más no hay. Después uno puede pensar en los placeres de los sentidos, la contemplación serena de la naturaleza, el desidentificarse del ego en la meditación profunda, etcétera, pero, desde mi humilde punto de vista de hoy, toda otra podría ser vista como una faceta de alguna de las tres primeras.

Vine al Dojo digital para hablar del humor, pero antes de entrar en tema, quiero decir unas palabras sobre la música. Al amor, por hoy, lo dejamos tranquilo. Está claro que el humor y la música pueden también ser vistas como facetas del amor...

La música

Entiendo que este comentario que me preparo a ver nacer va a ser totalmente subjetivo y con cariño te pido ya con anticipación que no me juzgues por emitirlo como más ignorante de lo que soy. Si aún así querés juzgarme, sentite libre de hacerlo. Después de todo, este es un espacio libertario y así como yo tengo la libertad de escribir lo que quiero vos tenés la libertad de hacer lo que se te cante el orto.

Me parece que cuando uno ve a un bailarín, o a una bailarina, por más buenos que sean, no puede dejar de pensar en su destreza. Tienen que ser MUY BUENOS, para que uno pueda olvidar al hombre o a la mujer que salta y se retuerce y vea el arte que expresan. Te repito, esta es mi visión, y entiendo que puedo estar muy equivocado, y me imagino que ya a esta altura te habrás dado cuenta de que de todas las artes prefiero la música.

Con la música, en cambio, uno se siente como embrujado después de la primera nota y el músico pasa inmediatamente a segundo plano, por más que sea un virtuoso que haga cosas que a los ojos de un idiota rápidamente se identifican como increíblemente difíciles.

Claro, uno dice "cómo toca tal", pero en el fondo lo único que le interesa es la música, es como si fuera una droga. Uno le agradece al dealer, puede hasta sentir que lo quiere un poco, pero lo que realmente quiere es la química en el cuerpo.

Cuando la música terminó, uno dice "sí, Ricardo es increíble... estudió 400 años en un Conservatorio... igual que Patricia, que también es una genia...", pero a uno no le interesan ni Ricardo ni Patricia, le interesa el vuelo que permiten con su arte. La música nos permite viajar sin escalas al mundo de la fantasía, al mundo de lo inexplicable. Al mundo en donde no es necesario dar explicaciones porque todo es evidente por si mismo, ya sea que uno en otro momento pueda llamarlo falso o verdadero, en el momento de la música esas distinciones no existen.

Los cuadros, la escultura... no son tan inmediatos, tan profundos, tan amplios... La gastronomía está limitada a los maravillosos y olvidados sentidos del olfato y el gusto, tal vez algo de vista y audición, pero es menos sutil, por más sutil que sea... 

La música...

En cuanto al humor, quiero decir que creo que la profesión de humorista, después de la de amante que no es tan conocida, o la de músico que sí tiene mucha salida laboral, es una de las más nobles de la tierra.

La persona que puede pararse frente a una audiencia y hacerla reír debería ser reverenciada como los santos y los multimillonarios.  En ese aspecto, me parece que la risa es lo que más se parece al orgasmo, y creo que no tengo que explicar las virtudes del orgasmo...

Ahora que el tema está presentado, podemos abordar sin temor a que nuestras palabras lleguen como una invasión extraterrestre, el tema que nos ocupa: la dimensión espiritual del humor, sus altas e invisibles cumbres etéricas.

Decíamos que la profesión del humorista es muy noble, pero en el grado evolutivo actual de la humanidad hemos visto aún muy pocos ejemplos de los grandes humoristas del futuro.

Lo primero que se verá, y esto lo digo en la medida en que me atrevo a hacer una predicción de brujo de barrio, será el humorista sin repertorio, sin chistes. No sólo que sin libreto, sino que también sin textos improvisados o movimientos graciosos. Su sola presencia desencadenará la risa de la audiencia. No tendrá ni que moverse, no necesitará hacer nada más que estar ahí. La gente no podrá parar de reirse y se producirán orgasmos y liberaciones en masa. Algunos espectadores/as llorarán de felicidad. Habrá matrimonios honestos y espontáneos, abrazos, risas, etcétera. Todo lo bueno.

Y pienso que si llegaste hasta acá, en el último párrafo habrás intuído ya la presencia de la próxima evolución del arte y oficio del humorista: un humorista que no precise ni presentarse. Tal vez, al principio, haya que nombrarlo, pero después de un tiempo, cuando su arte tome realmente vuelo, la gente se reirá en distintas partes del mundo sin saber por qué, y será porque este hombre, o esta mujer, o este ángel, estará en algún rincón del cosmos, feliz, tal vez haciendo algo o tal vez sin hacer nada, con cuerpo propio o vestido de eternidad, de infinito.

Bueno, esto es lo que puedo decir por hoy. Te mando un abrazo y espero que la risa te inunde sin motivo y, ya sea que la expreses en forma de sonrisas o carcajadas, o que la dejes recorrer tu cuerpo como una corriente eléctrica que no describo para no limitar tu propia expresión, justifique tanto este instante que te olvides de los otros.  


Comentarios

Entradas populares